No. 4. Septiembre de 2010

Una larga lucha contra las bases
Sergio de Zubiría
En septiembre de 2009, el pueblo y el gobierno ecuatoriano cumplieron el sueño emancipatorio de expulsar de su territorio la base norteamericana de Manta. Inmediatamente los sectores guerreristas emprendieron la tarea de buscar su reemplazo en la geoestrategia continental. El gobierno colombiano de Uribe se mostró dispuesto a facilitar ese empeño. De espaldas a la ciudadanía y los poderes públicos, realizó una alianza militar (Acuerdo del 30 de octubre de 2009) con el Pentágono que servilmente autoriza usar bases áreas y navales, circulación de personal militar extranjero, ingreso de aeronaves e inmunidad diplomática a personal militar y civil norteamericano.
El documento Santa Fe IV para América Latina, elaborado por asesores del Pentágono, llama la atención sobre evitar el “declive” de Estados Unidos a través de impedir el “vaciamiento” de la capacidad militar norteamericano. En su denominada estrategia de las siete “D” (defensa, demografía, deuda, democracia populista, desestabilización, deforestación), la tendencia a la “declinación de Estados Unidos” es la última. Con indignación leemos en el documento: “la cultura ética/militar ha sido desgastada por el énfasis en mantener la paz y proteger la fuerza, por la ingeniería social y por una pérdida de confianza de las tropas en los civiles experimentados y en el liderazgo militar”.

Tabla de contenido

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