No. 41 febrero de 2014
Cerrar filas contra el Estado policivo
Fernando Álvarez
Las recientes escuchas de la inteligencia militar a integrantes de las delegación del Gobierno en los diálogos de La Habana han puesto una vez más en evidencia los límites de una política de seguridad que continúa inspirándose en las doctrinas del Pentágono y de las agencias de inteligencia estadounidense, diseñadas en los tiempos de la “guerra fría”. Se trata de las doctrinas de la “seguridad nacional” diseñadas para combatir el llamado enemigo interno, concebido éste a partir de toda expresión que pueda poner en cuestión el orden de dominación
establecido. Por ello, tal doctrina se orienta en primera instancia a enfrentar a las fuerzas opositoras, así como a sus liderazgos políticos y sociales, a través de múltiples mecanismos que abarcan el amplio espectro que existe entre la guerra sicológica y las prácticas de guerra sucia; aplicadas todas ellas durante décadas de guerra contrainsurgente y de cierre autoritario del régimen político.
La lógica perversa de la inteligencia del Estado, además de haberse naturalizado y entrar a hacer parte de la cotidianidad del ejercicio abusivo del poder, no sólo se aplica a los agentes de sus propios inspiradores, sino que pretende justificarse como parte de un cuestionable orden de legalidad que hoy extiende sus tentáculos a la vida privada, aún en su cotidianidad. En nombre de la guerra contra el terrorismo asistimos, como quedó consignado en la Ley de inteligencia, a la normalización del Estado policivo en Colombia. ...
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