No. 30 febrero de 2013

¡Para la guerra y la violencia siempre habrá tiempo suficiente!
Jesús Gualdrón
Los recientes acontecimientos relacionados con el conflicto interno muestran nuevamente cuán equivocado está el gobierno de Santos al insistir en la realización de diálogos de paz en medio de la confrontación y negar la importancia de la iniciativa de las FARC de llegar a un cese bilateral de fuegos. La tregua unilateral de dos meses decidida por esa guerrilla hasta el 20 de enero pasado no sólo fue desconocida por el establecimiento, que efectuó múltiples bombardeos sobre campamentos guerrilleros con elevados saldos de víctimas, sino que ha sido presentada de manera perversa como un intento de engaño por parte de sus auspiciadores. La tregua unilateral, sin embargo, amén de aminorar la intensidad del conflicto, demostró la unidad política y de mando de la organización guerrillera, desmintiendo en la práctica especulaciones sobre posibles fisuras a su interior, y constituyó, además, un indicador del compromiso de esa organización con la búsqueda de una salida política.
El gobierno de Santos, por su parte, demuestra en este sentido una gran inconsistencia, manifiesta en las declaraciones recientes del señor De la Calle, jefe de su comisión negociadora. Si el Gobierno insiste en continuar y profundizar el enfrentamiento bélico, no puede menos que aceptar que éste produzca víctimas. Pero, además, no puede utilizar la mesa de negociaciones como un instrumento para demostrar “fortaleza y decisión” en vista del innegable fracaso gubernamental en la gestión de asuntos sociales trascendentales para los colombianos y la profundización de los conflictos del bloque de poder dominante, aspectos que ponen en peligro la anunciada reelección del presidente Santos, que se consideraba indiscutible.

Tabla de contenido

Conflicto y solución política
Batalla de ideas
Nuestra América
Capitalismo y destrucción
In memoriam
Editorial